jueves, 22 de agosto de 2013

HACER DISCERNIMIENTO. LA INVITACIÓN SIEMPRE ACTUAL DE PABLO VI.


HACER DISCERNIMIENTO. LA INVITACIÓN SIEMPRE ACTUAL DE PABLO VI.
Andrés Soto S
Agosto 2013

En la década de los años sesenta del siglo pasado, Pablo VI viajó a América Latina y otros continentes, palpando y conociendo realidades diferentes a las que se estaban viviendo en Europa. Pudo darse cuenta que la realidad cultural, social, política, no era la misma en distintas partes del mundo. Tomó conciencia de la heterogeneidad del fenómeno de la vida social y por tanto de las desafíos que se presentaban al hombre contemporáneo y de manera particular al mundo cristiano.
Así, en la carta Octogésima Adveniens plantea:

Ciertamente, son muy diversas las situaciones en las cuales, de buena gana o por fuerza, se encuentran comprometidos los cristianos, según las regiones, los sistemas socio-políticos y las culturas. En unos sitios se hallan reducidos al silencio, considerados como sospechosos y tenidos, por así decirlo, al margen de la sociedad, encuadrados sin libertad en un sistema totalitario. En otros son una débil minoría, cuya voz difícilmente se hace sentir. Incluso en naciones donde a la Iglesia se le reconoce su puesto, a veces de manera oficial, ella misma se ve sometida a los embates de la crisis que estremece la sociedad, y algunos de sus miembros se sienten tentados por soluciones radicales y violentas de las que creen poder esperar resultados mas felices. Mientras que unos, inconscientes de las injusticias actuales, se esfuerzan por mantener la situación establecida, otros se dejan seducir por ideologías revolucionarias, que les promete, con espejismo ilusorio, un mundo definitivamente mejor.(O.A. 3)

Hoy, la Iglesia Latinoamericana ve la realidad del continente y percibe la agudización de cambio profundos. Es así como plantean en el Documento Aparecida que “los pueblos de América Latina y de El Caribe viven hoy una realidad marcada por grandes cambios que afectan profundamente sus vida” (Aparecida 3). Y señalan que “la novedad de estos cambios, a diferencia de los ocurridos en otras épocas, es que tienen un alcance global que, con diferencias y matices, afectan al mundo entero. Habitualmente se los caracteriza como el fenómeno de la globalización.( A. 34). Agregan:
La historia se ha acelerado y los cambios mismo se vuelven vertiginosos, puesto que se comunican con gran velocidad a todos los rincones del planeta.(A. 34),
Lo anterior implica consecuencias en todos los ámbitos de la vida “impactando la cultura, la economía, la política, las ciencias, la educación, el deporte, las artes y también, naturalmente, la religión” (A. 35)

Esta realidad de cambios y diversa a la que hacía alusión Pablo VI en el año 1971 y que se ve confirmada por los datos de la observación hasta el día de hoy, observación que también realiza la Iglesia, llevó, en la misma carta apostólica citada anteriormente, a plantear la necesidad del Discernimiento pues, para el Magisterio de la iglesia no es posible pronunciar una palabra única.
Frente a situaciones tan diversas, nos es difícil pronunciar una palabra única como también proponer una solución con valor universal. No es este nuestro propósito ni tampoco nuestra misión.( O.A. 4)
Por lo tanto, “incumbe a las comunidades cristianas analizar con objetividad la situación propia de su país, esclarecerla mediante la luz de la palabra inalterable del Evangelio, deducir principios de reflexión, normas de juicio y directrices de acción…. (O.A. 4). A las comunidades cristianas les tocará discernir, con la ayuda del Espíritu Santo, en comunión con los obispos responsables, en diálogo con los demás hermanos cristianos y todos los hombres y mujeres de buena voluntad, las opciones y los compromisos que conviene asumir para realizar las transformaciones sociales, políticas y económicas que se consideren de urgente necesidad en cada caso.
Releer el llamado de pablo VI de hace más de 40 años impacta no solo por su contenido y pertinencia sino por su actualidad. Ciertamente la realidad compleja requieren la búsqueda de soluciones a través del diálogo con todos los hombres y mujeres que buscan construir humanización. Esta búsqueda se hace a través del discernimiento.