domingo, 23 de marzo de 2008

El terremoto Lavín


La UDI quedó notificada que su principal dolor de cabeza se ubica en el núcleo mismo de su accionar y despliegue electoral, configurando un nudo de tensiones del cual no será fácil desembarazarse sin pagar un alto costo.

Por razones todavía difíciles de entender, Joaquín Lavín ha decidido salir a disparar a la línea de flotación de la UDI y de la Alianza por Chile en su conjunto. Cuando los actores políticos recién se aprontan para iniciar la campaña municipal, el ex alcalde siembra un manto de dudas sobre la probidad en la gestión comunal de su partido, llegando a señalar que "la corrupción no es un monopolio de la Concertación", sino también un fenómeno extendido en los municipios controlados por la UDI.

Como si ello fuera poco, cuestiona sin bemoles los fundamentos que la Alianza le asigna a la acusación constitucional contra la ministra de Educación, restando aún más legitimidad a una maniobra que ya venía perdiendo fuerza política y comunicacional en función de sus propios y escasos méritos jurídicos. Todo esto, sumado a la reiteración de su apoyo a la gestión de la Presidenta y a su convicción en el 'bacheletismo-aliancista' como forma de relacionarse con el Ejecutivo.

Si alguien hubiera anticipado toda esta performance hace sólo unos meses, habría sido con seguridad un serio candidato a la casa de Orates. Lavín decidiendo dinamitar a su partido en el preciso momento en que le anunciaba también su decisión de no ser candidato presidencial; es decir, de dejar a la UDI literalmente a la deriva, sometida al duro peso que las encuestas desequilibran a favor de Sebastián Piñera.

Porque más allá de la formalidad de postergar la decisión presidencial del partido hasta abril del próximo año, este mix de pronunciamientos de Lavín pareciera poner en realidad a la UDI fuera de combate, ya casi sin tiempo político y, lo que es más grave, sin un clima interno necesario para reevaluar alternativas y posicionarlas ante la opinión pública.La UDI deberá iniciar entonces este año electoral con su principal líder público instalando un fuerte cuestionamiento sobre la integridad de sus alcaldes y teniendo que enfrentar en Las Condes a un edil "rebelde", marginado de la colectividad, pero que mantiene su amenaza de lograr arrebatar una comuna emblemática para el gremialismo.Todo ello, sumado a una espiral de denuncias sobre presuntas irregularidades en otras comunas, denuncias que ahora tienen un suelo fértil y una puerta de entrada abierta por el propio Lavín. En definitiva, ruidos que sumados y eventualmente extendidos pueden generar un cuadro muy cercano a la pesadilla.

En una primera y simple lectura podría pensarse que el gran beneficiado de todo esto es el propio Piñera, que se ha quedado sin contendor dentro de la Alianza y con la UDI duramente magullada. Sin embargo, lo más probable es que este incidente no sólo enrarezca por un buen tiempo el clima interno en el gremialismo, sino que termine por afectar también a la Alianza, debilitando su trabajo conjunto.

De hecho, Lavín acababa de ser integrado a la comisión municipal de su partido, lo que al parecer no impedirá seguir viéndolo en una espiral de desmarque y de crítica frente a la línea oficial del pacto opositor. La UDI quedó así en estos días notificada de que su ahora principal dolor de cabeza se ubica en el núcleo mismo de su accionar y despliegue electoral, configurando un nudo de tensiones del cual no será fácil desembarazarse sin pagar un alto costo, tanto o más alto del que ya está pagando, dejando a Lavín con vía libre para disparar contra su propio sector. Encrucijada nada fácil de resolver, sobre todo cuando el único candidato que hoy aparece como viable para la Alianza no pertenece a la UDI y genera en sus filas no pocas animadversiones.

Son, en síntesis, las grandes paradojas de la política, esos rasgos que la convierten en uno de los síntomas más transparentes de la naturaleza humana y, también, en una actividad de alto riesgo. Un partido que hace no muchos años llegaba a ser la colectividad mayoritaria del país, que durante más de una década tuvo en Lavín a su líder indiscutido, hoy se ve atrapado en las fauces de su propia criatura. El gobierno y oficialismo tienen al fin un momento de respiro tras un duro periplo de dificultades y zozobras. Después de todo, quién iba a imaginar que luego de hacer pasar tanto susto a la coalición gobernante, de haber sido la figura que más cerca estuvo de arrebatarle el poder, Lavín terminaría siendo el mejor candidato para ayudar a la Concertación a mantenerlo.


Artículo escrito por Max Colodro Publicado en El Mercurio, domingo 23 de marzo de 2008

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