miércoles, 21 de febrero de 2007

7. El Proceso de democratizacion del siglo 20 chileno: Contexto de mayor protagonismo ético

Para algunos autores, el siglo veinte chileno ha sido de paz, estabilidad institucional, apertura creciente del sistema político y modernización social con un desarrollo económico considerable.[1] Chile vive, en este siglo, un proceso paulatino de democratización que, por diversos motivos, hace crisis en 1973.

No obstante, a juicio de esos autores, el siglo nace en un ambiente de sentimiento de crisis por el agotamiento de un sistema político y de un estilo de vida que se mostraban inadecuados para enfrentar los desafíos que se presentaban los nuevo tiempos. “El régimen parlamentario, la estructura social, el sistema económico, el papel del Estado...en fin, todo el mundo oficial demostraba su desajuste con una realidad que estaba cambiando radicalmente”. Al mismo tiempo se producía el despertar de nuevos sectores sociales: una creciente clase media que con el correr del tiempo adquiriría conciencia de clase y un proletariado que iniciaba su organización. Ambos chocaban en sus aspiraciones con las barreras infranqueables del sistema vigente. De allí que cundiera un sentimiento antioligárquico compartido por las nuevas generaciones que, desde la arena política e intelectual, se convirtieron en los principales críticos de la clases social dirigente, del régimen político y del sistema económico”[2]

A nivel político, el comienzo del siglo se caracteriza por el fin del llamado parlamentarismo. A juicio de Gonzalo Izquierdo, “la implantación del sistema parlamentario durante los años que van entre 1891 y 1925, fue consecuencia del predominio del liberalismo entre los grupos que decidían el quehacer en todos los planos de la vida nacional”[3] Se fue implantando como reacción a las tradicionales y excesivas atribuciones del Jefe de Estado que emanaban de la Constitución presidencialista de 1833. “pero la consolidación del sistema parlamentario fue, en buena medida, una consecuencia de la actitud política del presidente Balmaceda, quien desconoció, en esta materia, tanto la tendencia de la época como los principios que anteriormente defendiera con tanta vehemencia, emprendiendo ahora la defensa del autoritarismo presidencial”.[4] Pero al parecer, el abuso de ciertos procedimientos hizo fracasar la experiencia parlamentaria.[5]

El tiempo posterior es bastante conocido. Después de la implantación de la Constitución de 1925, particularmente a mediados de siglo, en un contexto internacional de guerra fría, ideologías absolutizantes se alternan el poder. En 1973 un golpe de Estado lleva a una profunda transformación de la sociedad. Después de un tiempo que aún hoy se discute ampliamente, el sistema democrático se recupera en el año 1990. Una coalición llamada Concertación de Partidos por la Democracia asume el poder hasta el momento presente, continuando y consolidando una realidad que hace pensar en un país con nuevos desafíos en una cultura post moderna. Nuestra sociedad, cultura, democracia, comienzan a adquirir nuevas notas que tienen que ver con la posibilidad de un mundo que emerge distinto, más diverso, más pluralista y por eso, probablemente, más ético.

[1] VV.AA. Chile en el siglo XX Editorial Plantea, Santiago de chile, 1990. En adelante Chile en el siglo XX.
[2] Chile en el siglo XX (19-21).
[3] Gonzalo Izquierdo Historia de Chile Tomo tercero, Editorial Andrés Bello, Santiago de Chile, 1990. (11). En adelante Historia de Chile.
[4] Historia de Chile ( 11).
[5] “el poder presidencial había disminuido considerablemente como consecuencia de las reformas que se habían hecho a la constitución de 1833. Sin embargo, más allá de esas reformas, el sistema parlamentario se basó en algunas prácticas políticas que el Congreso utilizó en su favor y que fueron las que efectivamente le permitieron controlar el poder. Una de ellas fue la facultad que el Parlamento tenía para derribar al gabinete a través de interpelaciones que obligaban a los ministros a concurrir al Congreso para desvirtuar cargos en su contra, votos de desconfianza y censuras que provocaban su caída. Otra fue la facultad para retardar las leyes periódicas que aprobaban el presupuesto, las contribuciones y algunas leyes referentes a las Fuerzas Armadas. También fue un mecanismo típico del sistema, la obstrucción parlamentaria usada frecuentemente por las minorías que, al no existir clausura del debate, lo prolongaban indefinidamente con tal de impedir la aprobación de una ley. El abuso de estos procedimientos entorpeció enormemente la tarea legislativa, produjo una constante rotativa ministerial y significó un freno para el desarrollo de las políticas de gobierno.” Chile en el siglo XX Pág. 31. Ver también Historia de Chile Págs 11-15. Al respecto resulta dramática la descripción que hace de este período Mario Góngora en su Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile en los siglos XIX y XX. Editorial Universitaria 1998, Santiago de Chile. Ver el capítulo “la república aristocrática y la autocrítica de Chile” , (107-159), donde hace un interesante estudio de la bibliografía sobre le época. A su juicio dicha época constituye la negación del Estado portaliano, un estado de decadencia y crisis.

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